Es un tratamiento que realizamos en el interior del diente (Endo- dentro de). La pulpa dentaria (nervios y vasos) tiene una misión clave en el momento precoz de la formación de los dientes, pues aporta los nutrientes necesarios para el desarrollo completo de los mismos. Una vez producido el cierre de la raíz termina el proceso de crecimiento del diente.

A partir de este momento la pulpa tiene menos importancia, pero aún conserva algunas funciones, como son el aporte hídrico al diente que mejora sus propiedades físicas y mantener la sensibilidad dental (si esta desapareciera por completo los dientes se romperían y no nos daríamos cuenta, o sea, actúa como una "alarma" en este sentido).

La caries es un proceso destructivo que afecta a los tejidos duros del diente. Se origina en la capa externa (esmalte) y si no es tratada continúa su progresión hacia la capa más interna (dentina). Esta capa tiene una histología diferente al esmalte, pues está formada por millones de tubulillos en directa comunicación con la pulpa (por esto a la dentina, se le denomina "complejo dentino-pulpar".

Si la caries es detectada y tratada cuando sólo afecta al esmalte o a regiones superficiales de la dentina suele ser suficiente con una obturación (empaste) que consistiría en eliminar ese tejido afectado y sustituirlo por un material artificial. Si la destrucción es más profunda y ya están afectadas las zonas muy próximas a la pulpa o incluso la caries llega a ésta, no es posible hacer una obturación, porque al pasar el efecto de la anestesia tendríamos dolor fuerte provocado por la reacción de la pulpa ante un material extraño colocado en sus proximidades. En este momento entra en escena la Endodoncia y se plantea el eliminar la pulpa para suprimir la sensibilidad del diente y poder así reconstruir sin problemas toda la zona dañada.

Como he expuesto anteriormente, recordando las funciones de la pulpa una vez acabada la formación del diente, si eliminamos ésta, el diente perderá aporte hídrico con lo que se tornara más quebradizo y si aparece alguna caries posteriormente no nos dará ninguna pista. Pero es la única opción que tenemos si queremos hacer una odontología conservadora en la que prime por encima de todo el salvar dientes que de otro modo acabarían en extracción.

El objetivo fundamental de la Endodoncia es aliviar el dolor y salvar el diente (con una extracción eliminamos el dolor, pero el diente desaparece de su alveolo). Antes era bastante frecuente quitar las anginas a los niños siempre que tuvieran problemas de infección. Hoy en día ya no es tan frecuente. Con la endodoncia ocurre algo parecido y actualmente son pocos los pacientes que prefieren quitarse un diente antes de salvarlo con una endodoncia.




¿CÓMO SE HACE UNA ENDODONCIA?

El primer paso consiste en obtener una completa anestesia del diente. El tratamiento debe ser indoloro, y aunque en determinadas ocasiones sea difícil conseguir esto, en el 99% de los casos, una vez anestesiado el diente correctamente, el paciente no experimenta molestia de ningún tipo.

Una vez comprobada la anestesia completa procederemos a entrar en la cámara pulpar que es como el vestíbulo de entrada de una casa en la que ya observaremos las "puertas" de acceso al interior de las raíces. Con unos instrumentos, llamados limas, específicamente diseñados iremos eliminando el contenido radicular (vasos y nervios) y limpiando las paredes de modo que no quede ningún resto adherido a las mismas. Un potente desinfectante nos ayudará en esta labor de limpieza radicular. La ingesta accidental de este líquido o de alguna lima podría ser muy peligroso, y para evitar esto siempre deberemos proteger al paciente colocándole un dique de goma, que además nos ayudará a ver todo mejor y a poder trabajar más rápido (evitando así el cansancio del paciente).

Concluida la limpieza y preparación del interior de la raíz (conducto) procederemos a secar el mismo con unas puntas de papel absorbente especialmente diseñadas para ello. Por último, rellenaremos el conducto con unas puntas de gutapercha (resina especial) y un cemento sellador para evitar así que queden espacios vacíos donde las bacterias podrían multiplicarse y producir infecciones posteriores.

Cuando hacemos un empaste, cuando preparamos un diente para ponerle una corona, cuando hacemos una limpieza, etc… estamos viendo directamente la zona que tratamos. Esto no ocurre en la Endodoncia, pues de momento no disponemos de ningún método que nos permita ir viendo dentro del diente a medida que vamos trabajando con nuestras limas. Para que no sea un trabajo "completamente a ciegas" disponemos de un auxiliar que es la radiografía intraoral. Aunque tiene limitaciones, ha sido siempre una gran ayuda para hacer una endodoncia porque nos permite ver la anatomía interna de las raíces, por donde van nuestras limas, si estamos rellenando correctamente los conductos, etc.

Toda endodoncia que se precie debe, como mínimo, contar con 4 radiografías: inicial, de medición, de control de relleno y final. El número de raíces que tiene cada diente varía, incrementándose la dificultad a medida que aumenta el número de las mismas. Los incisivos suelen tener una raíz (los inferiores muchas veces tienen una raíz pero dos conductos), los caninos una raíz, los premolares tienen siempre dos raíces (en casos raros tres) y los molares pueden tener dos, tres (casi siempre) o cuatro. Lógicamente, cuando el diente ocupa una posición más profunda en la boca y tiene más raíces, más difícil es hacerle una endodoncia.
fuente: spe-endo-org